viernes, enero 20, 2006

NUEVAS REFLEXIONES SOBRE LA CAJA BOBA

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Reflexionaba con un colega blogger sobre temas diversos de la programación televisiva, y en uno de los avatares de esa conversación surgió mi objeción fundamental sobre la forma en la que la mayoría de los productores de televisión –excepto la honrosa excepción de quienes hacen Los Simpsons- subestiman a los televidentes tratándolos como estúpidos. Él replicó diciendo que los mismos programadores de entretenimiento televisivo fabrican a sus clientes, exponiéndolos de forma intensiva desde niños a una programación completamente vacía, degenerativa y algunos otros poco recomendables adjetivos que ahora mismo no recuerdo.

La pregunta que sigue es casi obvia: ¿por qué? Sin embargo preferí la versión calumniosa y polémica: ¿de quién es la culpa? Acto seguido invadieron mi cabeza miles de nombres de esos que se aparecen recurrentemente en el muro de la infamia, como la muy simpsoniana y supuesta conspiración para embrutecernos, los mismos medios, el sistema educativo y los padres. Anticipo que el culpable está en la lista -al menos desde el punto de vista de la conclusión a la que llegué-; lo que nos lleva a descartar cada uno de los que no son.

Empecemos por la tal conspiración. Puede que sea verdad o puede que no lo sea, pero en el primer caso no tenemos pruebas reales de que ocurra –lastimosamente- y en el segundo caso no tiene sentido culparla si ni siquiera existe. En segundo lugar, culpar a los medios sería como culpar a las mujeres por ser hermosas. Su naturaleza es entretener, mas no educar; simplemente venden un producto y ese proceso implica que quien lo compra lo hace porque decidió hacerlo. Los medios no crean falsas expectativas sobre lo que programan, simplemente muestran las tetas de silicona de la presentadora o la frivolidad de los contenidos y ya tienen éxito asegurado. En otras palabras, cumplen con lo que prometen.

Hablemos ahora del sistema educativo, que al igual que sus clientes no puede hacer la tarea solo. Y ahí está el meollo de este asunto, en que por muchas y muy variadas razones los amorosos progenitores son los culpables. Hay dos argumentos que creo poderosos. El primero es que los niños no son mayores de edad –no en el sentido legal sino ético de la palabra-, y aunque esto suene a estupidez tiene un trasfondo importante: no son responsables de sus actos. En este sentido, no se les puede responsabilizar por triturarse los huesos imitando a los Jackass –burros, literalmente- ni por creer que todas las mujeres del mundo se derriten y se quitan la ropa ante una limosina de diamante y una seguidilla de anillos con el nombre abreviado. Y así como un padre o una madre no le compra una garrafa de aguardiente a su hijo o hija para que se la tome con el almuerzo –y si lo hace es responsable de la mala borrachera de su retoño-, si un padre permite que su hijo se vuelva un esclavo de Mtv se debe responsabilizar de su futura incapacidad mental.

El segundo argumento es un poco menos cruel con los culpables, pero finalmente llega al mismo punto. Ellos, inmersos en su vida corporativa y competitiva quieren lo mejor para su hijo, y lo mejor supuestamente es lo más caro. Ahora bien, ganarse el dinero para pagar eso no es fácil, lo que los lleva a trabajar veinte horas al día en un infinito acto de amor. Mientras tanto, el niño se expone a un mundo en el que la gente triunfa por bonita y no por inteligente, y como le enseñaron el padrenuestro cuando debieron enseñarle a manejar la libertad simplemente no sabe que hacer con ella al momento de usarla para ver lo que quiera. Resultado: un bruto bonito, todo un futuro idiota útil del mercadeo.

En síntesis, si leyó juicioso y apagó el televisor se dio cuenta de que la culpa, a mi criterio, la tienen los padres. Así que si usted no puede contener el impulso de volverse un ignorante al frente de la caja boba o de convertirse en una máquina de producir resultados que no tiene tiempo para nada más, no tenga hijos. Y si ya los tiene, apague la tele, haga el esfuerzo y verá que por la ventana también se mueven cosas, y a color…

PD: La naturaleza de las mujeres no es ser entendibles sino ser hermosas.

2 Comments:

At 11:30 a. m., Blogger juglar del zipa said...

Llena de alegría saber que están haciendo programas dedicados al público infantil como 31 minutos. De hecho ahora está de moda que, siendo uno adulto, le guste 31 minutos. La razón es muy sencilla: el programa es sumamente inteligente y divertido, sin pendejadas, sin tratar a los niños como estúpidos, con un humor inteligente y mordaz. ¿Y qué pasó cuando lo comenzaron a dar en Colombia? Primero lo dieron a las 10a.m. Lo tuvieron que pasar a las 7a.m. porque a nuestros niños no les gustaba o no entendían o quién sabe... Igual puede verse todos los días por Nick a las 2p.m.

 
At 2:32 p. m., Blogger Pili said...

Tengo que estar muy aburrida de Internet para encender la TV. Pero aún así esa caja boba hizo algo de mí, de alguna manera muchos años atrás fomentó el nacimiento de mi mundo surreal. Y en mi caso, mis padres siempre me incitaron a embobarme con los libros, así que, no le puedo echar la culpa a ellos..

 

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