domingo, julio 24, 2005

CRÓNICA DE UNA NOCHE DE RUMBA EN BOGOTÁ (PARTE II - LA CALERA)

No ha dejado de hacer frío en esta ciudad, el viernes no iba a ser la excepción. Ya en mi casa sentía que esta noche iba a requerir un par de 'guaros' para calentarla, afortunadamente yo no era el 'conductor elegido'. Porque a La Calera sólo se puede subir en carro, chiva o van. Una lomita bastante larga, fría y solitaria recibe a todo rumbero de viernes, desde la cual se obtiene una vista bastante curiosa de Bogotá -lo siento, me gusta más la de las Torres del Parque-, y luego, otra loma para llegar a cada sitio.
1. Fauna característica
Por el camino uno se encuentra con ciertos especímenes que paso a describir. En primer lugar, la típica parejita de motel o mirador -copulus arrechus-, de vidrios empañados y rostros sonrojados. Lo que me parece curioso es que todavía haya personas que creen que pueden convencer a alguien de que esas casas grandes con garajes altos, a las cuales nadie entra sin acompañante, son tan inocentes como los salones de un jardín infantil; o de que catorce carros, todos ocupados por sus respectivas parejas, se vararon y se les empañaron los vidrios entre La Calera y Bogotá. Y que todos al día siguiente quedaron oliendo a lo mismo.
Otro especimen muy común es el gomelito que se cree dueño del mundo -gomelus idiotae-, que con escasos 15 o 16 años está más borracho que Barney Gomez en cervecería, que detesta que lo miren feo, que lo toquen más de la cuenta y, sobre todo, que lo pongan a hacer fila. Porque señores, La Calera es el lugar predilecto para las fiestas de colegio 'play'. Y no tengo nada contra esas fiestas, sino contra algunos de los especímenes que las disfrutan. Semejantes sonsos, con su caja de Néctar o de Moscatel del Cura Ebrio en la mano, llegan en galladas a estas fiesticas, con boletas revendidas y sobrevendidas, y casi siempre salen o bien cacheteados por la niña de la cual se querían aprovechar o bien golpeados por animales de su misma especie -que tiene cierta tendencia a un canibalismo que no es posible explicar racionalmente-.
El último de los especímenes, bastante común por estos lados, es la tan famosa 'golfa', o "taxi de pueblo", porque todo el mundo se ha montado en ella. Su nombre científico es eterna perniabiertae, y se distingue por los siguientes rasgos:
a) En su rostro pulula el maquillaje en todas sus formas, bases, pestañinas y todos esos menjurjes que mi condición básica masculina impide que sepa sus nombres abundan en el rostro de la ejemplar.
b) Se reconocen por su olor penetrante, dulzón y en primer momento agradable, pero que después de diez segundos tiende a ser embriagante y altamente venenoso.
c) Sus atuendos característicos incluyen: pulseras en los tobillos, joyas de todo tipo, material y precio, escotes muy (muy) profundos, descaderados cuya parte superior no alcanza la parte baja del pubis, e ropa interior brillante (por su casi-ausencia) y sobresaliente.
d) Tienen una vista -y al parecer un olfato- muy rápidos y agudos. Al ver un especimen de macho con una billetera lo suficientemente amplia lo cazan, lo seducen, lo embriagan y no lo sueltan hasta que realizan la cópula, o en su defecto, un intercambio de fluídos por una o varias partes del cuerpo, con la respectiva contraprestación etílica -y/o en algunos casos marihuánica, pépica o cocaínica- para ella, las amigas, las conocidas, las primas, la novia -así como lo oyen-, y todo aquel que esta "dama" tenga la dicha de conocer.
2. Rituales
Ya a punto de entrar, todo el mundo tomándose unos tragos, adentro más trago, y lo de siempre. El omnipresente y archidetestable 'perreo' haciendo de las suyas, las niñas exhibiéndose como les da la gana encima de las mesas, los 'chulos' buscando levante, las parejitas, los borrachos, los amargados, los especímenes anteriormente mencionado actuando conforme a su naturaleza, adorables parejas 'tirando' en los baños, etcétera.
Los característicos tropeles, como siempre, son iniciados por los gomelitos por las razones más diversas: "este hp. me miro mal" o "me quitó a la nena" (¿es propiedad suya, pendejo?)... De estas peleillas ocasionalmente algunos salen heridos o muertos, como el indivíduo de esta especie que se hizo matar por un episodio similar en Chía hace un año. Pelean porque sí, porque no y por si las dudas, con cinturones, botellas despicadas, puños, cuchillos de cocina, vidrios de carro, etcétera. Por parches, por barrios, en fin. Todo es un buen motivo para partirle la jeta a alguien.
Por mi parte, yo disfrutando de toda esta ironía posmoderna, de toda esta tragedia bogotana al mejor estilo de Sófocles, algo menos sobrio de lo normal -porque el trago es MUY barato-, aguantando frío y con ganas de una picada como las que venden por la bajada. Volvemos a ver a las parejitas, nos comemos la picada, y bajamos a Bogotá mientras cada una de las especies sigue actuando conforme a su naturaleza, mientras La Calera sigue siendo el lugar donde los niños 'play' aprenden a rumbear, a tomar y a pelear.

6 Comments:

At 9:36 a. m., Blogger Victor Perez said...

Cordial saludo:
Solo una pregunta: Siendo asi, entonces si vale la pena echarse el viajecito y trasnocharse para ver cosas tan deprimentes?

 
At 10:39 a. m., Blogger José Luis Peñarredonda said...

Que tal Vopa: Pues son cosas que pasan, yo estaba en función de hacer una crónica y estaba referenciando a ciertos gatos, pero la rumba bogotana no es tan despreciable...

 
At 12:36 p. m., Blogger David Motta said...

Que buena crónica, muy al estilo de 7mo día; también creo que falta otro especímen el 'traquetus neanderthalis', cuyo comportamiento obedece al estereotipo del macho alfa, piensa que todo mundo es inferior a él y lo demuestra con un singular juego de joyas y camisa abierta hasta el ombligo. Un saludo

 
At 1:06 p. m., Blogger José Luis Peñarredonda said...

Que tal Foucault: Le cuento que esa especie es la protagonista de la crónica al parque de la 93, donde si irradia a plenitud... Oiga, ¿a lo bien me quedó tan amarilla? ¿Pero si ES verdad?

 
At 1:22 p. m., Blogger David Motta said...

Pues tampoco le quedo tan amarilla, la encuentro bastante curiosa, en definitiva, muy buena. Me gustaría ver una crónica referente al traquetus neanderthalis. Un saludo

 
At 4:59 p. m., Anonymous Anónimo said...

Ay hombre....

Que especimenes...

Y despues preguntas, Mi querido Jose, que porque mi neverafobia?...

lo que si es cierto es que si voy a tabogo no dejare de ir por nada del mundo a la calera. Si pasa ese mundo de cosas tan interesantes, es justo que uno se de el viajecito , aunque sea unicamente para poder decir: "confieso que he ido"...

Un Abrazo y Esta excelente lo que me enviaste ..

Kozure Okami

 

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